1) La relación entre la superación personal y la transformación del capital.-
Se puede echar un vistazo a una sociedad desde infinitas perspectivas que, juntas, conforman el gran prisma. Una sociedad se puede descomponer en varias clases sociales (clase alta, media y baja), pero la paradoja comienza cuando nos hacemos la siguiente pregunta: ¿El capital se distribuye correctamente, es decir, mediante la meritocracia de la superación personal y el aporte social que cada individuo otorga a su entorno? Debería existir cierta paridad entre el desarrollo de la calidad humana y la acumulación del capital.
El capitalismo es, en teoría, un sistema perfecto que invita a cada ser humano a superarse a medida que va escalando la empinada Pirámide de Maslow. El problema surge cuando la corrupción del hombre altera la transformación del capital. El ciclo del capital debería ser el siguiente: a) Capital intelectual b) Capital social c) Capital de inversión d) Capital de trabajo e) Capital económico f) Capital financiero g) Capital de re-inversión, para así crear una espiral que vaya en círculos de forma creciente hacia emprendimientos cada vez más grandes y exitosos, a su vez beneficiosos para la sociedad. Muchos hombres lo han logrado de esta manera, pero muchos otros han optado por esquivar este árduo ciclo a través de la corrupción, de la malversación, de la estafa y otros cánceres que acechan a la humanidad cuando cae en la envidia y en la impotencia de luchar en un mundo injusto. No justifico a estos individuos, simplemente señalo su situación y los catalogo como enfisemas para el pulmón de la sociedad. Si vemos las cosas desde este punto, el sistema no es culpable de lo que está ocurriendo en el mundo, somos los hombres quienes permitimos que se aplique indebidamente.
Se ha generado una segmentación en la humanidad, una brecha que no nos invita a superarnos a nosotros mismos siendo mejores cada día, sino que nos incita a la envidia, la intolerancia, los prejuicios, el racismo, la segregación, la pérdida de valores y a la degradación de la dignidad humana.
2) La relación entre el emisor, el mensaje, el medio y el receptor en el proceso de comunicacion.-
Los medios de comunicación han existido desde los tiempos más remotos, me atrevería a citar las pinturas rupestres como el primer medio, pero podría caer en el error, ya que el mínimo gesto o la emisión incoherente de un sonido podrían ser los primeros medios también. Está claro que los seres humanos jugamos entre palabras e imágenes para interpretar nuestra realidad, pero a veces olvidamos que cada ser humano interpreta la realidad de acuerdo a lo que cada uno es en cuanto a formación, cosmovisión, valores, cultura y educación. Es demasiado complejo establecer una verdad universal, motivo por el cual los medios masivos se reservaban las opiniones y priorizaban la información. Hoy en día se ha perdido esta técnica (por así decirlo) y los medios implican cierta parcialidad e intencionalidad cuando emiten un mensaje. La responsabilidad de emitir un mensaje mediante un medio masivo es enorme, puesto que el mensaje tendrá un impacto en los receptores que, también responsables, interpretarán y procesarán la información. El mercurio del termómetro social se eleva a medida que los medios emiten mensajes que desinforman a la población: amarillistas, sensacionalistas, especulaciones, deducciones infundamentadas, crónica roja, morbo, versiones parcializadas, nacionalismos, propaganda política bajo lógicas partidocráticas o ideológicas en vez de lógicas propositivas. Hoy en día, muchos medios de comunicación proliferan el conflicto entre sectores sociales, engrosan la brecha entre clases, contrastan las diferencias entre razas y exageran los hechos de acuerdo a intereses privados.
3) La falacia de la Globalización.-
La globalización consistía en ir más allá de las fronteras y transformar al mundo en una aldea planetaria. El sonido de mis palabras anteriores es alentador, pero lo único que ha traído la globalización es la expansión indiscriminada de corporaciones que lucran inconscientemente vendiendo estilos de vida en vez de vender productos o servicios que beneficien a la sociedad mundial. El impacto económico se resume en que los ricos se hicieron más ricos y más gordos para aplastar con más fuerza a los pobres. El impacto social es lógico, se ha creado una brecha entre clases sociales, se han degradado los valores humanos debido a los pésimos hábitos de consumo que sugieren vivir una "vida ideal" que en realidad es vivir una vida descontenta, cara y llena de lujos absurdos, lo que más comúnmente llamo "necesidades innecesarias" ó, en otras palabras, las necesidades han pasado a ser necedades. La publicidad ya no se enfoca en resaltar las características y beneficios de un producto o servicio determinado, se concentra en promover un estilo de vida estúpido y en promocionar una marca que, por sí sóla, no es nada. Por lo menos hasta ahora, la globalización no ha difundido valores, no ha creado una empatía que unifique a las culturas, sino más bien ha promovido anti-valores que proliferan el descontento de los individuos. Es lógico, un individuo descontento e infeliz es de por sí un individuo que tiene mayor compulsividad en el momento de consumir, por ésto se difunden esquemas de vida que destruyen al amor, a la familia, a la heterosexualidad, a la consciencia social y a la felicidad encontrada en el interior del ser humano.
El antídoto para el calentamiento social:
Programarse neurolingüísticamente para formular, emitir, difundir y recibir mensajes positivos, pro-activos, constructivos, conscientes del mundo, empáticos con el prójimo. De esta manera vamos a convertirnos en ciudadanos valiosos para nuestra sociedad y no vamos a dejarnos lavar el cerebro por los políticos, corporaciones, individuos y medios de comunicación mediocres que, en vez de propuestas y emprendimientos, campañas de integración social, proyectos viables para el desarrollo, nos ensucian con ideologías, místicas, rencores, crónica roja, amarillismo, sensacionalismo, frikismo y demás aspectos que se pueden considerar en el contexto de la contaminación social.
Un ciudadano insatisfecho, lleno de odio y resentimiento es un individuo fácil de controlar y de gobernar. Por su contraparte, un ciudadano sano, lleno de virtud y sediento de progreso, desarrollo y crecimiento humano y social, es un ciudadano crítico, difícil de satisfacer, ya que es valioso.
La conspiración de las transnacionales, las corporaciones, los políticos con ambiciones mundiales consiste en degradarnos, bajarnos la autoestima hasta que seamos fácilmente manipulables, para que nos enfrentemos con nuestro prójimo (que no nos hace ningún daño) en vez de encontrar a los verdaderos culpables: los que manejan mal el sistema, los que corrompen a nuestra sociedad.
No necesitamos mucho para vivir, y con esto no me refiero a que no luchemos por ganar dinero, me refiero a que eso no es lo principal. Un emprendedor legítimo se motiva mediante el bienestar que es inherente al espíritu que se encuentra en su interior, no a la brutal sed de ser millonario para adquirir lujos que puedan lucirse frente al mundo.
El día en que cada ser humano deje de culpar al sistema capitalista y a su entorno y comience a desarrollar capacidades de acuerdo a sus sueños y virtudes, será el día en que cada ser humano se convertirá en un emprendedor que se beneficie a sí mismo, beneficiando al mundo al mismo tiempo.
La lucha no es contra la gente que sufre, la lucha es contra los que generan el caos y sacan provecho del conflicto entre inocentes.
Y tú... ¿ya abriste los ojos? ¿cómo está tu termómetro social? Replantearemos el concepto de cultura: Olvida a tu entorno, no pretendas que tu prójimo viva como tú, más bien busca tu propio bien sin hacer mal a nadie.
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